El Impresionismo nace como una evolución del Realismo y de la Escuela paisajística francesa de finales del siglo XIX. El preludio se encuentra en 1863, con la creación del Salon des Refusés, a modo de contestación de los Salones Oficiales de Otoño, que mantenían un arte estancado y carente de originalidad. El Impresionismo se corresponde con una transformación social y filosófica; por un lado, el florecimiento de la burguesía, por otro, la llegada del positivismo. La burguesía, como nuevo fenómeno social, trae sus propios usos y costumbres.
Los impresionistas eligieron la pintura al aire libre y los temas de la vida cotidiana. Uno de sus primeros objetivos fue captar una representación del mundo espontánea y directa, además eliminaron los detalles minuciosos y tan sólo sugirieron las formas.
Para lograrlo se centraron en los efectos que produce la luz natural sobre los objetos. La luz tiende a difuminar los contornos y refleja los colores de los objetos circundantes en las zonas de penumbra. Utilizaron los colores primarios como el cyan, el magenta y amarillo. Además aplicaron los colores complementarios como el naranja, el verde y el violeta. Con esa técnica lograron dar una ilusión de realidad, aplicando directamente sobre el lienzo pinceladas de color cortas y logrando gran brillo en sus pinturas
Los representantes principales del movimiento fueron:
Edouard Manet considerado el primer Impresionista, aseguraba que utilizando colores fuertes y contrastados, se podían obtener sutiles representaciones de luz por la yuxtaposición de colores.
Le Déjeuner sur l'Herbe
Claude Monet, (14 de noviembre de 1840 en París - 5 de diciembre de 1926 en Giverny) fue un pintor francés a quien a partir de la mitad de su carrera artística se incluye en el estilo impresionista.
Sus primeras obras, hasta la mitad de la década de 1860, son de un estilo realista. Monet logró exponer algunas de estas obras en el Salón de París. A partir del final de la década de 1860 comenzó a pintar obras impresionistas. Un ejemplo de este período creativo es la vista del puerto de El Havre titulada Impresión, sol naciente, que le dio nombre al movimiento. Esta desviación del gusto de la época, que era marcado por las academias de arte, empeoró su situación económica. En la década de 1870 tomó parte en exposiciones de arte impresionista en las cuales también participaron Pierre-Auguste Renoir y Edgar Degas. Su carrera fue impulsada por el marchante Paul Durand-Ruel, pero a pesar de esto su situación financiera permaneció siendo difícil hasta mediados de la década de 1890. En esta época, Monet desarrolló el concepto de la «serie» en las que un motivo es pintado con distintos grados de iluminación. Al mismo tiempo comenzó a plantar su famoso jardín en Giverny que luego utilizó como motivo para sus pinturas.
Monet pintó el sol casi con la misma luminancia del cielo, una condición que sugiere humedad alta y atenuación atmosférica de la luz. Este detalle descansa sobre el uso de colores complementarios y variedad de temperaturas de color, en lugar de cambios de intensidad o valores contrastantes, para diferenciar el sol del cielo circundante. La pintura trata el valor de contraste simultáneo de los colores, situando tonos cálidos sobre otros opuestos que permiten resaltar, en la retina del espectador, unos tonos sobre otros. La vaporización será el elemento fundamental que invade la superficie, destacando esa humedad que invade la obra y que atenúa las tonalidades, es decir, el color se condiciona a esta atmósfera húmeda. El principal objetivo al que intentaba llegar Monet con esta obra es provocar una impresión en el espectador, por lo que nos encontramos con la importancia que se atribuye al espectador en el impresionismo. Las pinceladas son un tanto libres, rápidas y directas, reduciendo los elementos del cuadro a una simplificación aparente, tal y como se contempla en los reflejos del agua. Un crítico de arte descubrió un símbolo semejante a una esvaltica en los reflejos del agua. El autor no mencionó nada sobre ese asunto, pero ahí quedo siempre la intriga si esa esvaltica era intencionada o idealizada. Es simplemente uno de muchos símbolos o enigmas ocultos en los cuadros. Recordemos que en esta época del Movimiento Impresionista se empezaron a esconder símbolos en los cuadros, ya sean por motivos políticos, económicos o por su zona geográfica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario